El desarrollo del entorno humano siempre ha sido objeto de evolución o, últimamente, involución (dícese por el cambio climático). La agricultura, arquitectura, e ingeniería civil han necesitado de todas las ramas de la ciencia para poder mejorar la calidad de vida de la mayor parte de las personas.
Desde el comienzo de la civilización, allá por el 5.000 A.C, el conocimiento de las distancias, los ángulos y el magnetismo han ayudado a los hombres a crear y conocer entornos nuevos donde vivir. Pese a que, en un principio la Agrimensura (Arte de medir tierras) se consideraba una rama de la Topografía (Técnica de describir y delinear detalladamente la superficie de un terreno), la evolución de la misma y la tenencia de lenguajes técnicos comunes han permitido a lo largo de los siglos conocer el terreno, trazar límites y así crear todo tipo de mapas, cartas, planos, etc…
Ambas, a lo largo de su recorrido común en el tiempo, han hecho que quede reflejada su comunión en gran parte de archivos gráficos y textuales. Gabriel García Márquez, refleja esta unión cuando visitó Macondo, ciudad que le sirvió de inspiración para su libro “Cien años de soledad” En el siguiente párrafo, extraído de él, nos describe:
“En los días siguientes se le vio con una malla y una canastilla cazando mariposas en los alrededores del pueblo. El miércoles llegó un grupo de ingenieros, agrónomos, hidrólogos, topógrafos y agrimensores que durante varias semanas exploraron los mismos lugares donde Mr. Herbert cazaba mariposas. Más tarde llegó el señor Jack Brown en un vagón suplementario que engancharon en la cola del tren amarillo, y que era todo laminado de plata, con poltronas de terciopelo episcopal y techo de vidrios azules. En el vagón especial llegaron también, revoloteando en torno al señor Brown, los solemnes abogados vestidos de negro que en otra época siguieron por todas partes al coronel Aureliano Buendía, y esto hizo pensar a la gente que los agrónomos, hidrólogos, topógrafos y agrimensores, así como Mr. Herbert con sus globos cautivos y sus mariposas de colores, y el señor Brown con su mausoleo rodante y sus feroces perros alemanes, tenían algo que ver con la guerra”.
¿Qué se les perdió a estos Topógrafos y Agrimensores en Macondo?
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